30 julio 2009

La Procaina como Anestésico General: la experiencia en Argentina

Es mérito de la anestesiología argentina el haber incluido la Procaína en el arsenal terapéutico de los anestesiólogos, que tuvo gran auge, en especial, entre los años 1946 y 1980. En 1947, Bluske Castellanos, estimulado por el apoyo de Goñi Moreno, comenzó a investigar en el laboratorio experimental del Instituto de Haedo con distintas soluciones de procaína en tubos de ensayo. Inicialmente probó mezclas y concentraciones en diluciones al 0,2% hasta 4%, a las que añadía Pentothal® Sódico diluido entre 0,5% y 2%. Entre tanto, era frecuente que Goñi se hiciera presente en el laboratorio para estimular y presenciar los avances de los estudios que se estaban llevando a cabo.

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En aquel entonces, había experimentado durmiendo más de 100 conejos, con distintas diluciones de procaína. En los inicios la mortalidad era significativa, debido a veces al error de inyectar en la arteria en lugar de la vena, lo que en un corta plazo ocasionaba el paro cardíaco irreversible. Buscando dosis adecuadas para el manejo de la Procaína® aprendió que en los conejos existían 2 dosis, una de saturación y otra de mantenimiento, y que si se continuaba con la de saturación en forma prolongada, se llegaba a la sobredosificación, convulsiones y muerte. También se vio que si la dosis de Pentothal® sódico era muy pequeña, las convulsiones podían llegar prontamente y, que las mismas se podían yugular suspendiendo la infusión de novocaína, siendo lo mejor realizar las dos cosas.

Transcribiré una anécdota que me contó el propio Bluske Castellanos, en Tarija, Bolivia, lugar donde actualmente reside (1994) y donde indagué acerca de los inicios de la novocaína. Un día Bluske intrigado por el destino de los conejos utilizados para la experimentación, le preguntó a su asistente: "donde tiras los conejos que se mueren?, a lo que prontamente respondió, "pasan a mi estómago, los conejos a la novocaína son los alimentos más sabrosos y sanos que existen".

Después de estas investigaciones, Bluske se animó a emplear la procaína en seres humanos. Inicialmente comenzó administrando una solución endovenosa de procaína al 0,25% en solución dextrosada al 5%, más el agregado de éter por vía inhalatoria, para llegar después progresivamente a concentraciones del 0,5%, 0,75% y 1%, comprobando la reducida necesidad del anestésico general. A continuación inició la anestesia endovenosa tan sólo con la procaína al 1% ya que esta concentración había demostrado ser la más conveniente, adoptándola para el futuro y considerándola como ideal. Se reservaron las concentraciones al 1,5% ó 2%, para intervenciones muy prolongadas en las que no se quería administrar grandes volúmenes de suero. Se consideró indispensable la inyección intermitente de pentothal® al 2,5% por otra vía, pudiendo también hacerlo por goteo continuo, que ponía así a cubierto que se produjeran convulsiones.

Las dosis que nos transmitieron en los comienzos Bluske Castellanos y Aranés, después pasaron a ser incrementadas, siendo la más usada en anestesia general entre 0,50 y 0,80 mg/kg./min.

La primera anestesia general con novocaína llevada a cabo por Bluske Castellanos, se realizó el día 3 de septiembre de 1948, para una angiografía por aneurisma arteriovenoso, continuada después por una apendicectomía. Se abrió así, una era valiosa para la anestesiología argentina y latinoamericana.

Gregorio Aranés con Bluske Castellanos, en octubre de 1949, presentaron el trabajo "Breves consideraciones sobre anestesia con pentothal® sódico y novocaína".

La exitosa aplicación en casos complejos de cirugía general, pulmonar, de cerebro y la incipiente cirugía cardiovascular, hicieron que Goñi Moreno junto con Bluske Castellanos llevaran a la Academia Argentina de Cirugía (sesión del 21 de noviembre de 1949) una comunicación relatando las notables ventajas de la procaína por vía endovenosa en cirugía esofágica y de pulmón. A continuación su empleo se generalizó en muchos países de Sudamérica, como Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia.

En 1952 en las Sesiones de la Academia Argentina de Cirugía del 5 y 12 de noviembre (Acta n° 25, pág. 693), Ivan Goñi Moreno presentó una comunicación titulada: "Anestesia-Analgesia con novocaína endovenosa para la gran cirugía". En sus palabras iniciales decía: "Desde nuestra comunicación del año 1951 a esta Academia, en colaboración con Bluske Castellanos, hemos continuado trabajando con novocaína, empleando la misma técnica que presentamos en 1950 y 1951, habiendo realizado hasta mayo de este último año, un total de 326 casos, alrededor del 50% fueron operaciones de tórax, siempre siguiendo la técnica creada por Bluske en Haedo. A través de la práctica, las dosis empleadas de novocaína han podido reducirse desde 1,50 gr. a 2 gr. por hora".

También en 1952 el anestesiólogo de Lisboa, M. Lopes Soares, publicó un importante trabajo en la Revista de Anesthesia y Analgesia sobre "Procaína endovenosa y pentothal®.

Indudablemente, uno de los factores de importancia que indujo a los anestesiólogos en general y en especial a los del Hospital de Haedo, a demostrar tanto entusiasmo en el uso de la procaína endovenosa como anestésico general, inicialmente fue que posibilitaba usar el electrobisturí sin los riesgos de accidentes, a lo que se sumaba la estabilidad cardiocirculatoria y la analgesia postoperatoria con un despertar excelente y rápido. Se consideró también como un factor a tener en cuenta, el reducido costo de la anestesia y la mínima aparatología.

En el mismo año Alejandro Stillman Salgado, de Rosario, expuso en el II Congreso Argentino de Anestesiología su vasta experiencia con clorhidrato de procaína endovenosa. Stillman uno de nuestros destacados investigadores, junto con Zilla de Alberdi, Julio Nieto, Jacobo Shocrón y José Pol entre otros colaboradores, realizó estudios de importancia, en especial sobre ratas albinas y conejos, estudiando también la posibilidad de observar sangre obscura en el campo operatorio en algún caso aislado, que Stillman demostró se debía a la formación de metahemoglobinemia, que no tenía consecuencias negativas para el paciente.

Añadía Stillman Salgado en sus trabajos: "La procaína volvió a colocar sobre el tapete el problema de la anestesia endovenosa y se pretendió en los primeros momentos hacerla valer como agente anestésico único. Muy pronto se reconoció la imposibilidad de utilizarla sola y hubo de agregársele la inducción barbitúrica, cuyo objeto principal era prevenir las convulsiones, además de provocar hipnosis, pero que al mismo tiempo representa ser, por ahora, la que más satisfacciones depara".

En 1953 se designó como tema oficial la Procaína endovenosa en el IV Congreso Argentino de Anestesiología. Aranés se ocupó de "Farmacología del Clorhidrato de Procaína", y Stillman Salgado del "Clorhidrato de Procaína endovenosa, Anestésica y Terapéutica", presentando una casuística de 6.285 operaciones. El tema fue estudiado en forma exhaustiva con 177 citas bibliográficas. En este mismo Congreso, Goñi Moreno expuso su experiencia como cirujano y Bluske Castellanos como anestesiólogo. J. Arnozis informó acerca de sus conclusiones en Pediatría y Geriatría y Juan C. Docal sobre Procaína e Hipotensión controlada.

En 1963, en el IX Congreso Argentino de Anestesiología se publicaron 2 trabajos de José Usubiaga y Jaime Wikinski. Con ellos se inició una nueva etapa de investigación clínica y experimental, con el objeto de comprobar el comportamiento de esta droga ante diversos parámetros. En 1968, Stillman Salgado publicó en Anesthesiology (29:(5)1040), un trabajo titulado: "Distribution of procaine in human blood". En el 71 Jaime A. Wikinski, en el XIII Congreso Argentino de Anestesiología, presentó un relato titulado: "Acción general de la procaína y otros anestésicos", con trabajos de P. Brandt, F. Foldes, A. Galindo, F.P. Ludueña, J.S. Usubiaga, R. Morales, A. Torrieri, L.E. de Usubiaga y R. Arlía entre otros. Este relato como señaló Bluske Castellanos durante su conferencia sobre procaína endovenosa, en ocasión de la celebración del Cincuentenario de la A.A.A. "constituye en la actualidad el mejor libro de consulta sobre este anestésico".

El mismo Wikinski con Regina de Wikinski, Mario de Leonardis, Oreste L. Ceraso, Ricardo Arlía y Alberto Torrieri, concursaron, en 1975, al premio de la "Academia Nacional de Medicina" con el tema "Farmacología y Farmacodinamia de la procaína en anestesia general quirúrgica", siendo galardonados con esta distinción.

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