17 agosto 2009

Gran debate sobre las drogas biológicas

Las drogas biológicas son medicamentos nuevos, hijos de la biotecnología, creados para dominar las enfermedades más peligrosas de la humanidad. Son, además, ridículamente caros y los laboratorios que los fabrican quieren muchos años de exclusividad sin genéricos para amortizar la inversión. El tema es materia de debate en el Congreso de EE.UU.

Lo que mas preocupa es el precio con que salen al mercado. Avonex (para la esclerosis múltiple) del laboratorio Biogen Idec, puede costar más de US$ 20.000 al año; Avastin (para el cáncer) de Genentech, puede llegar a US$ 50.000; y varias drogas de Genzyme para enfermedades raras pueden llegar a costar US$ 200.000 al año o más.

Se los llama medicamentos biológicos porque son proteínas complejas cultivadas en bateas de células vivas. Como son difíciles de copiar exactamente, no han sido objeto de la competencia genérica que siempre termina por hacerles bajar el precio original.

El Congreso de EEUU, en un esfuerzo por abaratar el costo de la salud, prepara un proyecto de ley para autorizar a la Food and Drug Administration que apruebe imitaciones de la drogas biológicas, que, por supuesto, serían mucho más baratas.

Lo difícil es permitir competencia sin debilitar los incentivos financieros que necesita el negocio farmacéutico para emprender la riesgosa tarea de desarrollar las próximas drogas para el cáncer y otras enfermedades. Ahí es donde cobra importancia el número de años que los laboratorios piden sin genéricos. Las grandes empresas farmacéuticas y de biotecnología dicen que para recuperar sus inversiones necesitan un período de exclusividad libre de competencia genérica de 12 a 14 años a partir del momento en que la FDA aprueba una droga para la venta.

Pero los grupos de consumidores, aseguradores, empleadores y empresas de medicamentos genéricos dicen que más de cinco años – el período de exclusividad ahora dado a drogas de molécula pequeña como Lipitor— eliminaría cualquier ahorro posible de la nueva competencia.

El gobierno de Obama ha dicho que siete años sería una generosa concesión de ambas partes.

Seguramente, en un futuro próximo, saldrá a la luz algún “anestésico biológico”, alguna proteina analgésica, hipnótica y relajante que se constituya en el tan esperado y anhelado “anestésico ideal”. El problema naturalmente será, tambien, el precio. Por eso este debate, en el futuro, no será ajeno a los anestesiólogos.

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