27 marzo 2010

Propofol: La otra cara de la moneda

El propofol se usa con mucha frecuencia en el manejo de los pacientes críticos. Se ha descrito que tiene una acción sedativa-hipnótica de inicio rápido y sedación de corta duración una vez que se discontinua; la infusión de dosis sedantes de este fármaco causa alteraciones hemodinámicas mínimas sin cambios en la presión de perfusión. El propofol se ha utilizado para la sedación de pacientes neuroquirúrgicos para reducir la presión intracraneana elevada y puede disminuir también el flujo sanguíneo cerebral y el metabolismo. Se ha descrito en estudios de serie de casos la eficacia del propofol en status epilepticus refractario. Por otra parte, recientemente se ha reportado que el uso del propofol puede acompañarse de efectos colaterales graves. Su uso prolongado en infusión puede causar hipertrigliceridemia y es un potente depresor respiratorio que disminuye las resistencias vasculares. Con el empleo de propofol se han observado fenómenos de excitación, tales como mioclonías. El uso prolongado de este producto se ha asociado con acidosis láctica y lipemia. Se han reportado efectos adversos serios como insuficiencia cardiaca (en infusión prolongada a dosis altas) arritmias, hipotensión y paro cardiaco, así como infección postoperatoria y shock séptico. El uso de propofol no se
recomienda de manera rutinaria en pacientes pediátricos en la UCI. Finalmente, el empleo de este fármaco para la sedación de los pacientes adultos en la UCI está pendiente de determinarse.

Para leer este artículo clikear aquí.

No hay comentarios.: